Son demasiados miles de millones de pesos lo que a los mexicanos nos cuesta el mantener al Instituto Nacional Electoral y, la mera verdad en las ultimas contiendas electorales sus resultados bien se pueden considerar como de muy pobres, casi nulos, máxime los del pasado 4 de junio en Coahuila y en Edo.Mex. Y, no me estoy  refiriendo por haberlos perdido la oposición, sino por la forma en que el partido en el poder ganó. Oportunamente los partidos afectados estuvieron denunciando las graves irregularidades ante los respectivos INES locales, pero éstos se hicieron  los locos y no intervinieron ni en lo mínimo; y quizá lo más grave fue que tampoco don Lorenzo Córdova, el mero mero, fue capaz de mover por lo menos un dedito; lo que da a entender que por ahí anduvo gato escondido. ¿Quién tendrá la varita mágica que garantice que no vuelva darse la misma estrategia el año próximo? Estos temores son los que de alguna  manera justifican la alianza electoral que dé  las bases necesarias para establecer un gobierno de coalición, para el  cual  el combate a la corrupción y a la impunidad sería más factible y, con esto, por añadidura empezarían a producirse las oportunidades para el fortalecimiento de todas las instituciones y enderezar todo lo que actualmente está chueco, durante décadas arropado por los diversos gobiernos, sobre la base que a rio revuelto ganancias de pescadores.