CONFIANZA Y ESPERANZA

Para todos los que vivimos interesados en el acontecer nacional observamos que en lo que va de la presente década  nuestro país ha venido atravesando por una situación muy delicada de muy variados matices. En mi opinión, uno de los serios y más peligrosos es la evidencia de total falta de voluntad política para acercarse a las posibles soluciones; más bien, lo que se advierte en políticos y autoridades responsables de la buena marcha de las instituciones federales, estatales y hasta municipales es una criminal indiferencia, la cual momento a momento hunde a México en el abismo o en el mejor de los casos en un túnel sin salida, por lo menos en los siguientes lustros. Y como dicen que la esperanza es la que muere al último,  es aconsejable esperar que a partir del 2019 las cosas empiecen a mejorar dependiendo, desde luego, de quien habite la mansión de Los Pinos a partir del 1 de diciembre del próximo año.
De lo anterior se desprende la importancia de pensarlo y repensarlo muy bien: se requiere, de entrada, que seamos capaces de generar lo que desea todo México: deshacerse del actual decadente sistema político con su descomunal cargamento de todo tipo de vicios y de crímenes; de corruptelas, de insaciables explotadores de un pueblo empobrecido al extremo, de saqueadores sin el menor escrúpulo. (Los Duarte, Veracruz y Chihuahua; Borge en Quintana Roo, los tres más recientes ex gobernadores de Tamaulipas, los de Coahuila, por mencionar solo unos cuantos). Y, claro  que sí se podrá siempre y cuando esté presente la máxima cordura entre los grupos de políticos quienes despojados de todo interés personal e inflamados de un verdadero amor a México y a los mexicanos logren el consenso que les permita tomar una decisión sabia la cual, a su vez, les ayude a encontrar al candidato idóneo, auténtico líder capaz de hacer renacer en toda la gente, la confianza y la esperanza perdidas ante la aridez emanada del actual sistema.


Veo que será difícil, lo más seguro imposible que semejante hazaña como seria desmantelar el sistema omnímodo de casi 90 años de existencia (Fox y Calderón, 12 años de panismo,  sin ningún cambio de consideración en el sistema) sea factible por medio de un solo partido: para tener la seguridad de que se logrará el ambicionado y soñado cambio el 1 del próximo julio se debe buscar alianzas con el mayor número de partidos y programar un gobierno de coalición; no sin antes estructurar  y difundir intensamente el plan o agenda de gobierno impecable que a todo mundo convenza y lo  invite a participar.


Como todos los mexicanos saben o debemos saberlo: desmantelar a tan añejo y pervertido sistema político mexicano, no es obra de unos cuantos, sino de todos los que estamos por un cambio integral, profundo y por demás urgente. Estoy seguro que solamente todos aquellos grupos que se han visto inmensamente o medianamente beneficiados con el actual esquema político se negaran a participar.
Yory Godman.