Escribe: Yory Godman

AMIGOS:


Ninguno de los candidatos, que yo sepa, es monedita de oro para caerle bien a todos. Sin embargo, de nuestra parte no debemos albergar en nuestros corazones ni la más insignificante animadversión en contra de ellos, sino todo lo contrario; en todo momento debemos estar dispuestos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance por el triunfo de nuestro preferido, siempre y cuando este haya sido capaz de dejarse conocer, de presentar un proyecto de nación aceptable por las mayorías y viable para el futuro gobernante.

Tristemente, hasta el día de hoy no se ha escuchado ni se ha visto nada serio, claro, firme y convincente a ninguno de los tres que luchan por convertirse en el próximo “mandamás” a partir del 1 de julio. Ciertamente, si estos señores continúan por la misma ruta, podemos estar tranquilos que todo podrán ser menos el presidente de todos los mexicanos con las características que como nunca necesitamos para iniciar la reconstrucción del país en la actualidad deteriorado como nunca antes en todo sentido: por los suelos todas las instituciones gubernamentales; no existe el estado de derecho, en su lugar ha sentado sus reales la desenfrenada impunidad y su hija predilecta, la corrupción descontrolada desde las más altas esferas de gobierno hasta el más modesto de los carteritos o de nuestros más humildes cuicos municipales.

Estoy seguro que existen honrosas excepciones, el trabajo es dar con ellas. ¿No cree usted…?


IMPERATIVO:


Ciertamente, es un auténtico imperativo urgente, dadas las situaciones tan inciertas por las que atravesamos los mexicanos con la relación a al clima político y social derivado de las precampañas que en breves semanas se convertirán en acciones campales además de campañas  políticas. Y todo por ganar la presencia de la República con todo lo que esto significa. Pero, si queremos que estos próximos seis meses de denuestos, descalificaciones, de trapitos  al sol, sillazos, cubetazos y todo lo que nuestros sufridos héroes, los políticos encuentren al calor de las discusiones. Sin embargo, debemos sacar a relucir lo mejor de cada uno de los que no somos políticos “profesionales”. Se requiere de mucha paciencia, de mucha prudencia y desde luego de mucha inteligencia.

Es decir no dejarnos llevar por el encono, menos por los odios y recorres que bien podemos almacenar en nuestros sentimientos dado la actitud de los miembros activos del régimen en contra de la ciudadanía o por lo menos en la indiferencia con que en la cotidianidad somos gradas las familias mexicanas que no pertenecemos a la élite.

Mientras tanto si queremos la paz trabajemos y oremos por la justicia y, hasta la próxima chirigoteada amigo.: [email protected]