"Demasiado bueno para ser cierto ".   Cabe la pregunta. ¿Estaremos realmente los Mexicanos en el umbral de un nuevo amanecer en donde los términos de Paz, Justicia, Seguridad y Bienestar tengan por fin un significado real, tangible y permanente para todos?  O ¿será sólo un espejismo provocado por la enorme cantidad de resentimiento social acumulado durante décadas y décadas de abusos y latrocinios cometidos impunemente contra el pueblo de México por la clase gobernante que se ha enquistado en el País como un cáncer maligno imposible de extirpar? Somos por una parte, víctimas y testigos a la vez (porque esto nadie nos lo cuenta, lo vivimos día con día), de los altísimos niveles de corrupción, impunidad y cinismo a los que ha llegado el llamado Sistema Político Mexicano, mientras por otra, estamos viendo con asombro cada vez mayor el crecimiento del notable fenómeno surgido en el sureste del país que ha ido evolucionando a través del tiempo hasta convertirse en una opción real de gobierno, impensable hasta hace algunas décadas en las que predominaba el Priismo hegemónico.  Ciertamente el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador, candidato presidencial de la Coalición "Juntos Haremos Historia", no se ha construido de la noche a la mañana pues sus inicios se remontan a los años 80 en su natal Tabasco, pero su discurso basado en la lucha frontal contra la corrupción, el combate a la desigualdad, y el rescate de los valores democráticos y sociales, no ha variado a través de los años, lo que constituye su sello personal como líder de una oposición que le ha ido disputando el poder palmo a palmo al llamado "stablishment" constituido por lo que él llama la oligarquía o "la mafia del poder".  Proyectos como el rescate de la industria petrolera, la autosuficiencia alimentaria, la cooperación entre las naciones de Norte y Centroamérica mediante una "Alianza para el Progreso" .

El ferrocarril de carga para el transporte de mercancías a través del Istmo de Tehuantepec, las sociedades productivas entre la iniciativa privada y los pueblos originarios, el impulso a la producción agropecuaria, la siembra de árboles frutales y maderables en el sureste, y la reconversión de las mal llamadas reformas estructurales de Peña Nieto (educativa, laboral, y energética ) en verdaderas palancas para el desarrollo, no pueden menos que entusiasmar nos a los Mexicanos que percibimos en ellos una verdadera voluntad de cambio para bien del País.  La pregunta ahora es :  ¿Podrá AMLO en caso de llegar a la Presidencia, lograr una transformación tan radical que tendría los efectos de un "tsunami" sobre las viciadas estructuras políticas y gubernamentales con el equipo que ha ido recogiendo a lo largo del camino y que incluye una amplia gama de personajes de dudosa reputación por decir lo menos?  ¿Será suficiente como él dice, predicar con el ejemplo para que estos  personajes que han transitado por la vida pública de México, arrastrando el estigma de la corrupción, de la noche a la mañana se conviertan en servidores públicos ejemplares, casi casi hermanas (os) de la Caridad, y hagan a un lado el costal de mañas que los ha caracterizado en su desempeño como funcionarios públicos?  El tema es de pensarse.   Por 3a. vez consecutiva en los últimos años, arrancó el tren electoral que se detendrá el 1o.de Julio próximo, repleto de políticos corruptos, ambiciosos e inmorales provenientes de todos los partidos (incluyendo los llamados "independientes") que sólo buscan el poder por el poder ; y por 3a.vez consecutiva se quedarán en el andén del anonimato, decenas de ciudadanos ejemplares que no fueron tomados en cuenta para participar en la vida pública del País por carecer de boleto para subirse a ése tren; un boleto que se paga al altísimo precio de la claudicación de las conciencias.    Pese a todo esto y suponiendo que AMLO logre superar las últimas trampas que todavía le tienen preparadas sus enemigos antes de llegar a la meta final: " POR EL BIEN DE MEXICO, QUE GANE EL MEJOR ".

Guadalupe Quesada Castillo