IMPORTANTES PENDIENTES:

SISTEMA DE SALUD Y REDUCIR LA VIOLENCIA

Reconoció que aún falta mejorar el sistema de salud y reducir la violencia.

E informó, durante su reseña, con datos  incontrastables, haber cumplido con 78 de los cien compromisos asumidos en su campaña por todo el país.

Desde un templete afuera de la Catedral de México, frente al  pueblo que llenaba la plaza de la Constitución para celebrar el que treinta millones de mexicanos hace un año lo designaron Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, explicó lo que en siete meses ha cumplido en su encomienda.

Leyó apuntes que llevaba, y no soltó, en la mano.

Durante 90 minutos habló de cara a cientos de miles de simpatizantes. Durante la hora y media permaneció de pie. Sin humedecer la boca. Y siempre con una grata sonrisa.

Destacó la continuación de  obras suspendidas. Presas, puentes, hidroeléctricas, hospitales, universidades. Caminos. 

El arreglo de refinerías. Y la construcción de la nueva.

La conclusión del  drenaje profundo oriente de la Ciudad de México. De gasoductos en varios puntos del territorio.

La cancelación del aeropuerto de Texcoco, en donde resurgirá el lago Nabor Carrillo.

Cero parafernalias.

En punto de las 17 horas, el Jefe del Ejecutivo y su esposa Beatriz de la mano, solos, caminaron de Palacio Nacional al lugar en donde hablaría al pueblo.

Con él, en el pabellón, sin adorno alguno, lo acompañaron su esposa. La jefa de gobierno de la Ciudad de México y el presidente de la Cámara de Diputados. Nadie más.

Solamente los cuatro. 

En este acto sencillo, pero  solemne, hizo hincapié que el gobierno encomendado por una gran mayoría está a favor del dialogo, de la tolerancia, de la diversidad pero sobre todo por el respeto a los derechos humanos.

Encabeza un gobierno distinto para combatir la pobreza, la impunidad y la corrupción. Que  prescinde  de los excesos y privilegios  que caracterizaba a la anterior política.

Vaya un gobierno austero enfocado en el gasto social.

Solamente añadiríamos nosotros, como colofón: 

Apenas lleva siete meses en la encomienda.

En los cinco años cinco meses la esperanza de esos treinta millones que lo ungieron, se habrá cumplido.

Seguro, pese al malhumor de algunos inconformes  todavía.

Carlos Ravelo Galindo

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