LA MORAL, LAS ESTAMPITAS Y EL VIRUS

Mientras en México el presidente Andrés Manuel López Obrador vacila entre la irresponsabilidad y la negligencia, el resto del mundo se prepara para lo que la canciller alemana Ángela Merkel califica como “la peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial”. 

Como lo advertí hace poco más de un mes en este mismo espacio, estamos frente a una emergencia sanitaria de consecuencias sociales y económicas todavía impredecibles, aunque muy probablemente más severas que cualquier otro evento que hayamos enfrentado en nuestra era.

Los datos no mienten. Los países que mejores resultados han tenido ante la inevitable llegada del nuevo coronavirus son los que actuaron de manera decisiva y oportuna para enfrentarlo. Corea del Sur, Taiwán e Israel destacan ente otros ejemplos.

Diseñaron un sistema robusto de diagnóstico, ampliaron la capacidad de respuesta del sistema de salud, tomaron medidas drásticas para reducir la vida pública al mínimo. 

Estos países apostaron por la evidencia empírica, el pensamiento racional y las medidas de salud pública más efectivas, sin importar el costo. 

En cambio, el gobierno de México apuesta por las estampitas y por la fuerza moral de un Presidente que se niega a asumir la responsabilidad que demanda el momento. 

Lo que plantea la cuarta transformación terminará costándole más al país, no solo en términos del PIB, sino también y, sobre todo, en vidas. 

Todavía es mucho lo que no sabemos sobre el nuevo coronavirus, pero ya sabemos bastante de lo que no funciona. Aprendamos de la experiencia en Asia y en Europa, no tiene caso insistir en los errores que otros ya cometieron porque eso no sería desconocimiento, sino negligencia con las peores consecuencias. 

Estamos sobre aviso. En un país con 4 mil espacios de cuidados intensivos para 128 millones de habitantes, la ventana de oportunidad está a solo horas de cerrarse. 

Si el Presidente valora su llamada fuerza moral, es momento de utilizarla para unificar al país en torno a la respuesta a la emergencia, no de dividirlo, minimizando la escala del reto.

Enrique Acevedo

@Enrique_Acevedo