Peor que nunca se encuentra, a diario, la violencia desenfrenada. En la que está sumergida la región de tierra caliente de Michoacán. Básicamente, en el pueblo de Aguililla y municipios vecinos. Dos grupos de criminales luchan, encarnizadamente, por adueñarse de ella. En medio de éstos, se encuentra la gente buena. Ésta, literalmente, ya desde hace bastante tiempo no sabe qué hacer ni a donde cambiarse a vivir. De cara a las constantes balaceras, durante las 24 horas, en las calles y en carreteras que comunican a los pueblos. Las comunidades viven bajo esta atmósfera de guerra, sin la menor fuerza armada que sirviese de freno a la violencia, o de rescate a la gente.

Las líneas anteriores son apenas una pálida sombra comparada con la trágica realidad a la que día y noche tienen que enfrentarse los habitantes de, por lo menos, cinco municipios de la tierra caliente michoacana. 

YORY GODMAN