QUINTA OLA: “INCONSCIENCIA SOCIAL”

·650 mil muertes, 6 millones y medio de contagios, flagelos que nos ha endilgado el Covid que pareciera buscamos olvidar.

·Ausentismo laboral y baja en la productividad, secuelas económicas de la Quinta Ola.

·8% de Inflación general, 13% de Inflación alimentaria, 15% Inflación en productos Agropecuarios, 30% de caída en las ventas al vender en 1 mes lo de 3 semanas antes de Covid 19, jornadas laborales de 16 horas, más de 350,000 negocios cerrados en lo que va de la pandemia, la presión al cierre sigue latente en la Quinta Ola.

La Quinta Ola ralentiza la reactivación económica del país y deja en claro que la emergencia sanitaria, sigue presente. Empuja la escalada inflacionaria de precios, nos sigue pasando la factura económica y se antepone la economía a la salud, al pretender la normalización de esta enfermedad y relativizarla en la agenda pública.

Las consecuencias de la pandemia del Covid 19 en el pequeño comercio, conforman un espiral de perder:

·8% de Inflación general, la más alta los últimos 21 años, 13.07% de inflación alimentaria y 15% de inflación en los productos agropecuarios.

·30% en la caída del consumo y pérdida de confianza del consumidor.

·Caída del ticket mensual de ventas en más de un 25% al vender en un mes lo que antes de Covid 19 se vendía en 3 semanas. ·Incremento de 4 horas a la Jornada laboral de 12 a 16 horas.

·En lo que va de la pandemia han cerrado más de 350,000 negocios, presión latente al cierre en la Quinta Ola.

“En esta Quinta Ola resulta más que evidente que no debemos bajar la guardia, debemos seguir poniéndonos el cubrebocas, evitando aglomeraciones, guardar sana distancia, lavarnos constantemente las manos y sanitizar nuestros espacios de trabajo y convivencia. El protocolo anti Covid debe ser parte de nuestro estilo de vida, ahora y por un largo tiempo, no se vale que nos fastidiemos de cuidar nuestra salud y menos se vale el poner en riesgo la salud de los demás. La curva de aprendizaje que tuvimos para sobrevivir a esta pandemia tuvo un elevado costo económico, perdimos millones de empleos al vivir una cuarentena de casi un año, 2 millones de negocios cerraron sus puertas y nuestra salud socioemocional se vio afectada, que es tiempo aunque no la logramos recuperarla, el desánimo y desencanto reinan en nuestras vidas; por lo que no tenemos opción, o nos cuidamos para cuidarnos todos y lograr salir adelante o nos seguiremos hundiendo”. Comentó Cuauhtémoc Rivera, presidente de ANPEC.

La Quinta Ola Covid no permite la reactivación económica, empuja la inflación general del 8% (la más alta en los últimos 21 años), la inflación alimentaria del 13% y pasa a la pobreza a más de 4 millones; vivimos en un entorno adverso de pandemia, cambio climático, pobreza y desigualdad, inflación y desabasto, hambre, días más oscuros que grises, albores de una recesión inédita por llegar.

Criminal resulta dejar a su suerte a la población respecto a cómo afrontar la Quinta Ola, al desarrollar una política que busca la normalización de la enfermedad, las autoridades han optado por que la gente ya no se preocupe por el Covid y se resigne a la enfermedad, a enfermarse sin importar las secuelas; un estribillo se desliza en la conciencia popular: “La Quinta Ola es una simple gripita, que enferma de 7 a 10 días con síntomas leves y bueno, ya con la vacuna no me muero” este es el racional que las autoridades sanitarias han instalado en la opinión pública, sin importar las graves consecuencias sanitarias de esta irresponsable valoración, como siempre la autoridad pasó de un extremo al otro, de la prohibición a una vida permisiva como la que teníamos antes de la pandemia, llevándonos a vivir un sin sentido, como si no nos hubiera pasado nada. No cabe duda de que el surrealismo caracteriza a México.

La Quinta Ola de la sub variante BA.5 está en una curva ascendente llegando a los 40 mil contagios diarios; las secuelas pos Covid son tan perniciosas como la enfermedad misma y al final del día debemos entender que la pandemia nos ha robado vida y calidad de vida, afectando severamente nuestro desempeño.

La reflexión que subyace es esta, ¿Qué aprendimos de lo vivido por la pandemia?, ¿Cambiamos nuestro estilo de vida depredador?, ¿Nos volvimos más respetuosos del medio ambiente?, Lamentablemente la respuesta es: No. De poco o nada nos sirvió lo vivido, el que se hayan enfermado 6 millones 373 mil 876 mexicanos y hayan fallecido 650 mil personas. Todo indica que nos pasaron de noche y que buscamos desesperadamente olvidarlos.

El hecho de que las autoridades no hablen con la seriedad que debieren de la pandemia y el que nosotros busquemos olvidar, no quiere decir que el Covid ya no esté, porque aquí sigue atacándonos por quinta ocasión y lo más grave y doloroso es que está exhibiendo nuestra verdadera condición humana frívola e insensible que acredita nuestra falta de “conciencia social”.

Debemos volver a levantar la guardia, cuidar de nuestras vidas para cuidar la de los demás a no exponernos ni exponer irresponsablemente a nadie.

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